¿Qué es el feng shui?

Según las enseñanzas de los maestros chinos -que aplicaban esta técnica y conocían todas sus re­glas y principios a la perfección-, una casa puede ser el lugar que permita que sus habitantes gocen de:

- Salud;
- Paz interior;
- Felicidad;
- Prosperidad;
- Plenitud.

Todo esto puede conseguirse cuando se habita en una casa o se trabaja en un lugar cuyas característi­cas se adecuan a los principios que nos propone es­te arte milenario (que algunos llaman ciencia) que es el Feng Shui. ¿Por qué? Porque está destinado a permitir que los hombres y las mujeres vivan en equilibrio con los distintos campos de energía, y en armonía con la naturaleza, con su entorno y con sus semejantes.
El término Feng Shui surge de la conjunción de dos ideogramas chinos que significan "viento" y "agua", dos conceptos que para las tradiciones de la anti­güedad se relacionaban con el  flujo y la circulación de la energía vital.

EL OBJETIVO

El Feng Shui es un arte utilizado actualmente para alcanzar la armonización de las energías en las casas y los lugares de trabajo, basado en principios milenarios de la sabiduría china. Mediante este arte, nos es posible conocer cuál es la perfecta ubicación para edificar una casa, el lu­gar ideal para colocar cada uno de los muebles, co­mo así también la forma de revertir las energías adversas que puedan afectarnos.
El Feng Shui estudia la relación del hombre con la naturaleza y brinda la oportunidad de vivir de acuerdo con los principios que la rigen, y de esta manera, aprovechar esas energías que fluyen por todas partes y pueden influir en nuestro bienestar general.
Para indicar las reglas y principios para que cada edificación se convierta en un lugar ideal, el Feng Shui analiza:

  • La orientación 
  • El diseño                                           
  • La decoración
El arte del Feng Shui no debe confundirse ni con la magia, ni con la fantasía, ni con la mera determinación de cómo acomodar los muebles de una casa.
Sus principios se basan en conocimientos antiquísimos que se nutrieron de la tradición, el budismo, el Tao, el Libro de las Mutaciones (o I Ching) y la astrología china. De esta forma, hace miles de años, y contando con elementos que hoy resultan muy rudimentarios, los chinos pudieron descubrir cómo circulaban los vientos a través de la observación del humo de las velas, por ejemplo.
Actualmente, tomando aportes de algunas de las ciencias modernas, el Feng Shui se ha enriquecido y adaptado a los tiempos que corren, y se ocupa de ofrecer en cada caso la solución más próxima a nuestras posibilidades. De lo que se trata es de aplicar los principios y seguir las reglas que hagan que cada caso se solucione con el menor esfuerzo posible. 
El arte del Feng Shui comenzó en China hace mi­les de años como una forma de crear lugares sagra­dos que cumplieran con todos los principios nece­sarios para la paz del alma y la armonía del cuerpo y la mente.
Muchos años después estos conocimientos co­mienzan a transmitirse en Occidente y surgen las prácticas y técnicas de Feng Shui que se conocen y aplican hoy en día.

PRINCIPIOS BASICOS DEL FENG SHUI

El Chi y el Sha

El Chi y el Sha son dos fuerzas opuestas que cir­culan en todo el espacio terrestre.
El Chi es una fuerza vital y natural que surge de la combinación de los elementos de la naturaleza y que circula por todos y cada uno de los espacios de una casa.
Cada habitación y cada rincón de nuestros hoga­res y lugares de trabajo está atravesado y recorrido por esta fuerza energética que permite que poda­mos vivir.
El Chi, o aliento vital, circula por una casa como lo hace la energía a lo largo de nuestro cuerpo. Así como puede estar bloqueado el fluir energético dentro de nuestro cuerpo, puede estarlo dentro de nuestro hogar o nuestro lugar de trabajo.
Ahora bien, el Chi debe poder circular y despla­zarse en forma libre y espontánea en cada espacio habitacional.
Cuando el Chi, por la razón que fuere, no puede circular debidamente se suceden los problemas energéticos que afectan en forma directa a los habi­tantes de la misma y que se manifiestan como decaimiento, falta de determinación, irritabilidad, etc.
Todo lo que encontramos en la naturaleza, ne­cesita de esta fuerza vital (el Chi) para poder vivir.
Al Chi, que los chinos definen como el "aliento de vida", se opone otra fuerza llamada Sha.
El Sha actúa en forma nociva para los ambientes y repercute directamente en las personas que los ha­bitan y los frecuentan.
Cuando en una casa o en una habitación hay cir­culación de Sha, es necesario hacer algo para con­trarrestarla, y que la fuerza positiva y benéfica que produce la armonía (el Chi) pueda circular debida­mente.
Un ejemplo de circulación del Sha es el siguien­te: cuando en los cuartos de baño se colocan los ca­lefones sobre los espacios de las bañeras, se con­centran en alto grado dos fuerzas surgidas de ele­mentos opuestos (el agua y el fuego) y así se produ­ce el negativo Sha.
En un caso como éste lo que debe hacerse es sa­car el calefón de ese ambiente y colocarlo en un lu­gar en el que exista la aireación y ventilación nece­sarias (es bueno aclarar que no está permitido por los organismos de control competentes que un cale­fón se instale en un cuarto de baño).
Los maestros de la China milenaria a través del humo de velas y del incienso, pudieron observar la benéfica labor de las corrientes de aire para ase­gurar la libre circulación de la energía vital.
También suele hablarse de dos clases de Chi: el sano, que circula libremente; y el enfermo, que se produce por una mala circulación de esta fuerza, que al estancarse se transforma en Sha.
Entonces, cuando en un ambiente se acumula la energía y por distintas razones no puede fluir libre­mente la fuerza vital, ésta se enrarece y se distorsio­na pasando a ser negativa y dañina.
Algunas de las frases que ejemplifican esta situa­ción son las siguientes:
"El aire está viciado";
"Siento que este lugar se me viene encima";
"Es como si acá adentro faltara el aire".
Una de las causas de la mala distribución o de acumulación de Chi en un ambiente es que en éste haya espacios escondidos (recovecos) o que sea muy "encerrado" (con ventanas o con puerta pe­queña), o que tenga forma de "L".
Un espejo -que refleje la zona de mayor circu­lación de aire-, una planta o un recipiente con agua en este sector pueden ser útiles para contra­rrestar los efectos nocivos que produce el Chi en­fermo que se acumula.
Otras causas de mala distribución de energía pueden ser:
-       Las habitaciones con exceso de muebles o adornos.
-       Los ambientes con muchos electrodomésticos (televisor, ventiladores, equipos de música, compu­tadora, etc.).

Extracto de "El libro del Feng Shui"